lunes, 18 de mayo de 2009

Fecha 3: 19/04/2009

El día se presentó propicio para avanzar. La caravana se apresuró a recorrer los kilómetros que nos separaban de Cheng. En el camino se nos unió la caballería. Quince mil hombres era todo nuestro ejército, aquellos que irían a combatir en tierras extrañas en nombre del hijo del sol, y morirían por ello de ser necesario, o no morirían y volverían con la gloria de su emperador.
Eran soldados profesionales, muchos veteranos con experiencia, pero ninguno sabía hacia donde iría, Cheng era una incertidumbre tras otra, ni siquiera sabían quiénes eran aliados, quiénes enemigos. Detrás iba la caravana que transportaba las provisiones, secundando a las tres alas, lideradas por Nobunaga, Iashirou, y el mismo emperador.
Llegó la noche y arribamos al último refugio en Rokugan, “Capilla del Sendero de la Tristeza, no era un nombre propicio, y decidí consultar a los astros, aunque antes me interrumpió una voz conocida.
-Disculpa… ¿podemos hablar?- Era Utaku Tachibana. Creí que no iba a volver a acercárseme después de la charla de la otra noche, pero seguramente ella también quería saber en cuál de los dos estaba interesada yo.
-Sí…
-Disculpame por mi trato el otro día, no supe apreciar tu sinceridad.
-No te preocupes, disculpame tú, fui muy ruda al hablar.
-Quería decirte que…- se veía que le costaba hablar y que le daba mucha vergüenza lo que iba a decir- sí hay un escorpión que me interesa…
-Bueno, ahora ya sabes que somos dos.
-¿Y cuál es el que te gusta?- a esta altura ya estaba ruborizada.
-No creo que lo conozcas, es el que lleva la máscara.
Ella suspiró aliviada y yo sonreí, era más que obvio que le interesaba Yukimura.
-Que bueno… gracias- la conversación había terminado, me hizo una reverencia y salió de la tienda.

Makasuki había estado hablando con Akemi durante la mayor parte del viaje, y en un momento dado de la conversación ella se animó a preguntarle:
-¿Has pensado en casarte?
-No, no lo he pensado.
-Hay muchas chicas aquí… podríamos arreglar una boda.
-Es una posibilidad, aunque primero sería prudente ver que es lo mejor para la familia.
-Supe que te enfrentaste al maestro de la espada del templo… ¿quién ganó el duelo?
-Perdí.
-Que bueno que puedes reconocer la derrota.
-Es un maestro de la espada muy bueno.

Yukimura era muy amable, creo que le preguntó a todo el campamento si estaban bien o necesitaban algo, entendí por qué Tachibana estaba interesada en él. En cambio Shun estuvo muy callado, al menos no habló conmigo. No fue algo que me sorprendiera, él era así y yo lo amaba por ser quien era. No me acerqué a él, temía que alguien pudiera relacionar nuestro pasado de alguna forma y preferí reprimir mis sentimientos, aunque por dentro me moría por hablar con él.
Antes de salir de Rokugan decidí utilizar mis dotes de adivinación. No conocía ese cielo, eran estrellas que jamás había visto, y eso reflejaba muy bien el estado de incertidumbre en el que nos encontrábamos. Una nube negra cubrió parte del cielo, eso no podía significar nada bueno, al igual que la línea de estrellas que predecían mi vida, estaban demasiado apagadas y eso solo podía significar dos cosas, que iba a morir, o que iba a morir él. Alejé mis pensamientos y mis ojos de ese lugar, esperando que fuera la primera opción. Las nubes lentamente se corrieron y pude ver nuevamente ese firmamento extraño, una estrella fugaz lo cruzó de lado a lado, un rayo de esperanza, quizás luego del sufrimiento todo terminara bien para nosotros, o al menos para algunos.
Por fin ingresamos en territorio del Tigre del Sur, la primer ciudad grande donde paramos se llamaba “Zuang De”. Lo primero que me llamó la atención fue la gran cantidad de gente, ni siquiera nuestra ciudad imperial tenía tal cantidad de personas yendo y viniendo. La ciudad estaba fuertemente armada y la parte principal de la ciudad estaba amurallada. Vi muchas pagodas en el camino hacia el lugar de la reunión.
Nos recibieron los magistrados y armaron un banquete para los altos mandos, allí estaba nuestro emperador y nosotros asistimos como el Estado Mayor de Moto Iashiro. El discurso fue político y se notaba claramente que quería nuestra adhesión antes que nos uniéramos al otro “tigre”, o sus enemigos “La Alianza de los Tres”.
-Estamos dispuestos a darles mucho oro por sus servicios.
-Nosotros no queremos eso- dijo el emperador- venimos a liberarlos de los insurgentes.
-Existe una posta… que todavía no pudimos conquistar, pertenece a la familia Huang.
-Lo haremos.
-Le otorgaremos gente para que los asistan.
-¡No necesitamos gente! El ejército de Rokugan es suficientemente valiente y poderoso para realizar esta empresa solo.
Creo que el sentimiento de todos fue el mismo, ese niño iba a llevarnos a la muerte, pero era nuestro emperador y haríamos cualquier cosa por complacerlo, y evitar que muera.
Había llegado el momento de reunir información. Akodo Hinokagisume tomó el lugar de mando ya que nuestro comandante Moto Iashiro había ido a reunirse con Nobunaga y el emperador. Nos dividimos en grupos, Sousuke y yo iríamos a investigar a la biblioteca. Yukimura, Tachibana y Ryuichi irían a hacer un reconocimiento a la posta. Taiga, Makasuki y Hinokagisume irían a reunirse con los mandos militares de la ciudad. Bayushi Shun ya había desaparecido, iría a buscar información por su cuenta, y por sus propios medios.
A la biblioteca nos acompañó Shirahime, que estaba siempre al lado del Fénix. Nos atendió una mujer y le pedimos información sobre historia de los últimos cien años, aunque según lo que nos dijo su historia tenía más de cinco mil. Además le pedimos mapas de la zona y de “La Posta de las Tres Fortalezas”, tal el nombre de la posta que debíamos tomar para el Tigre del Sur.
-Lee- le ordenó Shirahime y Sousuke comenzó a traducir los rollos de pergamino que nos habían sido otorgados.
“Hace doscientos años, hubo una guerra entre cuatro hermanos de la Dinastía Yie, se llamó la ‘guerra de las cuatro plumas’. Los sobrevivientes se aliaron con los señores de la muerte y formaron la dinastía Yie Leng, y lograron unificar el reino, pero fue una dinastía de terror, que finalizó con la intervención de los Siete Truenos, los héroes de Rokugan. La dinastía Yie Leng tuvo que otorgar tierras para poder sustentarse, luego cuando el emperador murió, sus dos hijos comenzaron a pelearse entre ellos, mientras el poder de los nobles crecía”

Hinokagisume, Taiga y Makasuki fueron a los campos de entrenamiento militar, la mayoría de los solados eran niños que como mucho tenían diez años de edad. Estaban practicando artes marciales. El uniforme era de color rojo, al igual que los estandartes, que ostentaban un tigre dorado sobre fondo escarlata. La armadura era de cuero negro y rojo y el casco tenía una especie de visera, portaban lanzas y espadas curvas al cinto. Todos estaban ricamente ataviados.
El capitán les informó que habían enviado hace dos meses a un teniente al frente de cinco mil hombres a la posta, por su negligencia se habían perdido muchas vidas. Era el hijo de un noble, y por ese título había logrado su propósito de ir a combatir a la posta. Lo ejecutaron al regresar por su fracaso. Los tres hombres de Rokugan se miraron asombrados, todo nuestro ejército eran quince mil hombres y ellos enviaban a un teniente al frente de cinco mil solados como si nada fuera a tomar una posta, sin mencionar que a nosotros nos lideraba el propio emperador.
Calculaban que entre mil y mil quinientos soldados habían defendido la posta, no eran muchos, pero el teniente había cometido un grave error, utilizó una pieza de artillería para abrir un hueco en la muralla y envió al grueso de los lanceros a atacar sin esperar. Resultó que la brecha era muy pequeña y hubo un amontonamiento de soldados y resultó una masacre. El ejército fue brutalmente repelido por los defensores.
Actualmente en Zuang De se estaban construyendo armas de asedio y pudieron ver las “armas de trueno” que disparaban pequeñas piedras pero con una fuerza tal que podían atravesar las armaduras.

Ryuichi se separó de Yukimura y caminó rumbo a la posta. Era un camino carente de vegetación en medio de las montañas. En el camino lo vio un niño campesino y le preguntó:
-¿Se ha perdido?
-Sí, debería estar llegando a la ciudad de Zuang De.
-Ah… pero todavía está muy lejos…
-Entonces me temo que me perdí…
-¿Es usted un monje?
-Sí.
-Entonces podría solicitar asilo en “La Posta de las Tres Fortalezas”
-¿Vives cerca de aquí?
-Sí, en una aldea cerca de las montañas, allí podríamos alquilarle un caballo si lo desea.
Ryuichi se dejó guiar por el niño. Llegaron a una aldea muy pobre, había terrazas en las montañas donde cultivaban arroz. El niño lo llevó junto a su abuela. Que hubiera un monje en una aldea como esa era toda una revelación, algo que sin duda no se veía todos los días. Había algo que Ryuichi quería averiguar y en esa aldea quizás lo consiguiera.
-¿Ustedes le venden alimento a la fortaleza?
-Antes lo hacíamos… pero ya no. Nos prohibieron venderles.
-Eso debe ser un problema.
-Lo es…
-Me pregunto de donde conseguirán alimento entonces…
La anciana se quedó callada.
-Cuéntale abuela, después de todo es solo un monje.
Ella pensó un poco y luego dijo:
-Les traen alimento del otro lado de las montañas, desde el desierto.
Era lo que Ryuichi temía y lo único que necesitaba saber.
-Muchas gracias por todo- dijo y les entregó unas monedas, acto seguido se marchó. Yukimura y Tachibana lo estaban buscando, cuando lo vieron venir a lo lejos.
-Les traen provisiones desde el desierto- informó.
-La fortaleza no tiene mucha defensa, podríamos entrar y abrir las puertas desde adentro- le dijo el escorpión.

Sousuke y yo salimos de la biblioteca después de estar todo el día leyendo pergaminos, había que volver a informar lo que cada uno había averiguado. En el camino nos encontramos con el dragón quien nos contó las noticias, luego se marchó quien sabe donde.
Hinokagisume nos contó lo que habían averiguado ellos y Sousuke contó la historia de la “guerra de las cuatro plumas” y su relación con las sombras. Además entregó los mapas. Yukimura fue el encargado de contar sobre la fortaleza y lo que había averiguado Ryuichi, él no estaba en la reunión, había ido a enfrentar su propio destino.
En ese momento, cuando ya estaban empezando a preocuparme porque no llegaba, entró Shun. Pero creo que fui la única que lo reconoció, estaba sin la máscara y vestido de monje. Era irónico, era yo la que llevaba la máscara en ese momento, la que tuvo que fingir sorpresa cuando en realidad lo que sentía era alivio de verlo otra vez con vida.
Todos se preguntaron quién era ese monje, hasta que puso una caja sobre la mesa, sacó la máscara y la colocó sobre su rostro. Se sentó en una silla y apoyó sus pies sobre la mesa. Akemi le llamó la atención:
-Mi marido no está aquí pero yo sí, no están en el living de su casa.
Él la miró, hizo una leve reverencia con la cabeza asintiendo y se sentó como corresponde al protocolo. Había estado en la fortaleza. Dijo que no había más de mil soldados, muchos de ellos heridos o mutilados debido al ataque de hacía dos meses. La muralla no era demasiado sólida pero tenía un sistema por el cual levantaban unas planchas de metal que la reforzaban por dentro. Una de las tres “fortalezas” estaba incrustada en la montaña, allí estaba su líder, Zeng Dung, que ostentaba todo el poder en la posta. Las otras dos fortalezas eran un barracón y la otra era para almacenamiento, allí había barriles con alimentos. Cuando Akemi se fue Shun dijo:
-¿Ahora sí puedo estar como en el living de mi casa?- y volvió a sentarse como antes.
-Escuchen- dijo Hinokagisume- el emperador va a atacar de frente a la fortaleza, eso va a ser la estrategia base, a partir de allí, deberemos actuar para hacerle el camino más fácil, o incluso que ingresa a la ciudad sin combatir… La idea es provocar un derrumbe en las montañas con la ayuda de nuestros shugenjas y volar el polvorín cuando lo encontremos. Allí esperaremos a que llegue el ejército y abriremos las puertas desde dentro de la fortaleza. Ahora según lo que sabemos ellos ya saben que atacaremos en una semana, tendremos que actuar antes aprovechando esa información, mañana mismo saldremos. Mientras provocamos el derrumbe tú y tu compañero buscarán el polvorín y lo volarán- dijo mirando a Shun- Cuando el frente formal llegue el camino ya estará libre.
Mientras el emperador y nuestro comandante seguían debatiendo, nosotros seguimos nuestro propio plan.
Salimos al día siguiente, decididos a provocar un derrumbe en las montañas. El camino era peligroso y tuvimos que escalar. Lamentablemente los defensores nos vieron a pesar de la espesa niebla que había levantado Shirahime. Utilicé un muro de viento contra las flechas que volaban hacia nosotros pero fue demasiado fuerte y comenzó a disipar la niebla.
Nuestros compañeros combatieron contra los defensores mientras Sousuke y yo provocábamos el derrumbe sobre la barraca. Casi al mismo tiempo, dentro de la fortaleza se escuchó una gran explosión. El plan había sido un éxito, Shun también lo había logrado. Cuando nos íbamos él apareció, muchas flechas atravesaban su cuerpo y estaba muy herido. No me importó lo que los demás pudieran pensar, corrí hacia él dispuesta a curarlo. Gracias a los dioses, aún estaba vivo.

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