lunes, 18 de mayo de 2009

Fecha 4: 26/04/2009

Había llegado la hora de pagar por nuestra insolencia. No iban a dejarnos marchar tan fácilmente, no hubo tiempo, de la nada comenzaron a aparecer más y más soldados que protegía la fortaleza. Las flechas llovieron sobre nosotros y muchas dieron en el blanco. Hinokagisume, Taiga y Ryuichi se fueron por un camino, a cubrirnos por donde estaban subiendo los lanceros.
Makasuki vino con nosotros, me di cuenta que estaba obedeciendo a Akemi porque todo el tiempo miraba hacia donde yo me encontraba. Sobre sus espaldas llevaba a Shun, estaba muy mal herido y yo no podía curarlo, había utilizado toda mi fuerza en descargar la furia de la montaña sobre ellos. Sousuke se hizo cargo de los arqueros y comenzó a cubrirlos de piedras.
Vi como las flechas hacían mella en Makasuki y en el hombre que llevaba sobre sus espaldas, vi como lo cubría con su propio cuerpo para que no sufriera más daño. Me odié, jamás me había odiado así, no podía hacer nada por él. Nunca había sentido tanta impotencia.
Makasuki descubrió un sendero y subió por la ladera de la montaña como un rayo, dejó a Shun a resguardo y comenzó a arrojar flechas sobre los arqueros, no solo era bueno con la espada, también era bueno con el arco. Shirahime curó a Sousuke que había sufrido grave daño luego de bloquearles el paso a los arqueros ¿íbamos a morir allí? Quizás… pero habíamos logrado lo que queríamos, ahora la Posta de las Tres Fortalezas era un caos y no lograban reagruparse; un humo negro se elevaba de una de las torres, eran los estragos que había provocado Shun al volar el polvorín. Maldición, odiaba no poder ayudarlo, odiaba no poder hacer más por él ni por los demás.
Llegamos por fin arriba de la montaña a lo lejos vi como Hinokagisume cubría uno de los pasos que llevaban al otro lado de la montaña, pero eran demasiados. Ryuichi utilizaba sus manos para levantar las rocas y arrojarlas sobre ellos, era increíble la fuerza de ese anciano. Los ojos de Taiga estaban en un solo lugar, un hombre con una armadura diferente que claramente denotaba que su portador era de un rango superior, su mirada estaba fija en el líder, pero no podía llegar hasta allí, estaba recibiendo daño y más de treinta arqueros lo estaban cubriendo.
Hinokagisume cubría con su cuerpo la retirada, pero lo superaban en número. Taiga le señaló al líder. Ryuichi hizo una demostración de su fuerza cubriendo a su amigo. Arrebató la lanza del soldado Cheng, lo levantó sobre sus hombros y lo arrojó sobre los arqueros que los hostigaban con sus flechas.
Cuando nos reunimos algunos hablaban de continuar, Ryuichi quería defender la posición, yo me preguntaba con qué, si éramos un puñado de heridos a punto de desfallecer. Gracias a los dioses Akemi informó a nuestro comandante sobre la misión, él al instante decidió ponerse al frente de un grupo para ir a buscarnos.
Ryuichi logró encontrar una caverna en la montaña, Makasuki opinaba que era mejor ocultarnos primero, luego planear qué íbamos a hacer. Los heridos nos quedamos en el lugar elegido, Ryuichi le pidió a Makasuki que lo acompañara a investigar, a lo lejos se veía una luz. Taiga fue con ellos. Lograron descubrir un túnel, un paso que atravesaba las montañas, pero ahora estaba bloqueado gracias al aporte de nuestro Fénix.
Pasamos allí la noche, estuve al lado de Shun todo ese tiempo, creo que todos estaban demasiado ocupados como para percatarse de ello. Nunca en toda la noche abrió los ojos, seguía inconsciente, y yo seguía demasiado débil para curarlo. No había más que hacer que esperar, y pedirles a los dioses que no lo dejaran morir.
Cuando amaneció escuchamos ruidos de pasos en el túnel, hacia allí se dirigieron Makasuki y Ryuichi. En un momento Ryuichi no lo vio más, se había ocultado tan bien en las sombras que desapareció de su vista. Un soldado Cheng lo vio y quiso dar la voz de alarma.
-No vas a llamar a los demás.
En ese momento se armó una batalla entre nuestros amigos y algunos soldados Cheng. Makasuki peleaba valiéndose de su katana y Ryuichi solo de sus puños. Cuando pasó el tiempo y no volvían fuimos con Sousuke y Taiga a buscarlos, por suerte llegamos a tiempo para ayudar a Makasuki que estaba malherido. Taiga ayudó a su amigo y pudieron tomar prisionero al último de los soldados del contingente.
-No va a hablar- le dijo Ryuichi que había intentado razonar con él.
-Dile que tiene suerte de ser un extranjero, en nuestras tierras, su vida ya sería mía.
-En nuestra tierra tu vida le pertenecería, si hablas te dejará marchar- le tradujo.
-No diré nada.
-Dijo que no dirá nada.
Acto seguido Taiga le cortó el cuello. Más pasos se escucharon por el camino.
-Alto ¿quién vive?- era la voz de Moto Iashiro.
-Un compatriota. Capitán, hemos sobrevivido, o algo así.
-Sus acciones se pudieron ver desde lejos, los felicito a todos.
El comandante dio instrucciones para que nos fuéramos de allí de inmediato, había que ayudar a los heridos y era una locura permanecer en ese lugar. Agradecí que dijera esto, realmente me dolían demasiado las heridas de flecha que había recibido, y lo que más me dolía era que Shun aún no despertaba.

La fortaleza fue tomada por el emperador sin ningún esfuerzo ni pérdida de ningún tipo. Era lo que nosotros queríamos, nuestro emperador se quedaba con la gloria, sin que su vida sufriera riesgo. Tiempo después los historiadores contarían que la misma naturaleza estaba aliada con el Emperador y la montaña le prestó su ayuda para vencer a los soldados de Cheng.
Ryuichi quiso conversar con el prisionero. Zeng Dung, líder de la Posta ahora era prisionero del Tigre del Sur. El dragón preguntó sobre las intensiones de su familia Huang Ma Pen, pero era lógico que lo que querían era el dominio del territorio Cheng. La familia Huang Ma Pen era uno de los tres de la Alianza contra el poderío de los dos Tigres. Pero Ryuichi quería saber algo más, y tenía que ver con su hijo, y Zeng Dung parecía conocerlo. Le habló de Mugen, le contó sobre la mujer que lo había cautivado, una embajadora de su familia en Rokugan. Además le contó sobre un concilio a llevarse a cabo entre los tres aliados, donde se decidiría quién se quedaría con el mando principal.
-Huang Ma Peng tiene trato con los señores de la muerte, por este momento deberían estar en un concilio- le dijo Ryuichi al comandante- Sería un buen momento para atacar…
-Gracias, lo voy a informar en la reunión de hoy.

Iashirou se reunió con el shogun y con el emperador. Junto a ellos además estaban Taiga y Ryuichi. Nobunaga informó que el Tigre del Sur iba a darnos paso, pero que el Tigre del Norte no nos tenía en tanta estima. Esto era lógico ya que nos habíamos “aliado temporalmente” a su hermano con el que estaba en disputa el trono.
-Yo sugiero ir contra lo más difícil primero- dijo Iashiro.
-Cómo…- Taiga quería las cosas claras.
-Los señores de la muerte.
El dragón asintió dando su respaldo a su comandante.
-El Tigre del Sur solicita nuestra asistencia en la Capital, allí va a dirimir el asunto con su hermano. Emperador, le sugiero que lleve a sus mejores hombres y partamos hacia allí.
-Pero eso me alejaría de la batalla…
Nobunaga le dijo que yendo hacia Cheng él sería el responsable de unificar el imperio Cheng, y pacificar a estos dos hermanos. Luego con todo el ejército podrían ir a asistir a Moto Iashiro. El emperador aceptó la propuesta algo reticente, pero gracias al shogun lograron alejarlo de los problemas, al menos por un tiempo.
-Solo iremos tres mil personas, el resto se los llevará Moto Iashiro para atacar a los señores de la muerte. Espero que estés a la altura.
De las sombras apareció un hombre vestido de sacerdote, tenía puesto un sombrero en forma de cono y se dirigió al emperador por su nombre:
-Es una buena decisión, Mitsuhide. Yo iré con ustedes, mi nombre es Gorogoro- se presentó el extraño personaje.
-Ya todo ha sido dicho, que cada uno tome su posición- fueron las últimas palabras que pronunció el shogun.
Cuando estuvieron a solas el shogun le dijo a Iashiro que iba a dejarle las mejores tropas. Ahora él debía ir a informar a su gente. Le palmeó el hombro y continuó su camino. Él iría junto al emperador, la carga de la responsabilidad ahora caía enteramente sobre los hombros de Iashirou.
En la reunión con Iashirou el parecía tranquilo, probablemente porque ahora sí sabía contra quién debía combatir y lo único que le preocupaba ahora era como iba a mover las tropas, el aprovisionamiento, y las estrategias de batalla en caso de presentarse. Pidió mapas y comenzó a organizar las líneas de suministro, no solo en Cheng, sino también en Rokugan.
Nos dieron una semana para prepararnos y reunir la información que pudiéramos.
Ryuichi y Taiga se encargaron de averiguar más información sobre este concilio a realizarse en el territorio de Huang Ma Pen, se llevaría a cabo dentro de dos semanas y en el mismo se iba a dirimir quién iba a ser el líder de la Alianza de los Tres. La principal desconfianza estaba con los señores de la muerte. Las otras dos facciones Zhuo y Huang Ma Pen se disputaban el comercio marítimo, las especulaciones eran que el concilio iba a demorar mucho tiempo en llegar a un acuerdo.
Ryuichi continuó las averiguaciones de la misteriosa mujer a la que seguía su hijo. Su nombre era Shiao, los rumores decían que detrás de su apariencia amable se escondía una pantera a la hora de pelear.
Taiga por su parte averiguó que el concilio se llevaría a cabo en territorio de los señores de la muerte, los pocos que pudieron entrar en el palacio principal dicen que “hay una cosa rara mágica”.
Yo caminé por la ciudad, me acerqué al mercado y le pregunté a la gente que sabían de “los señores de la muerte”. Algunos me dijeron que no eran más que supersticiones, sí los soldados se pintaban para asustar a su adversario, pero pueden matarse como a cualquier mortal. Los campesinos me hablaron de “monstruos” que surgían de la tierra, seres malignos que ahora habitaban su país, desde que la dinastía Yie se unió a ellos, antes no había nada de eso, aparecieron de la nada, como por arte de magia. Seguramente ninguna de estas dos posiciones era cierta en su totalidad, yo creía firmemente que era un poco de ambas. Muy probablemente pudiéramos matar a muchos del ejército de “los señores de la muerte” pero también había altas chances de que las sombras hubieran ido a reinar allí donde las dejaron entrar. Tendríamos que encargarnos de eso, porque era el principal peligro.
En la ciudad vi que Makasuki utilizaba el tiempo mucho mejor que nosotros, estaba mostrándole a Cheng el arte de Rokugan. Un día que lo vi realizando una demostración me quedé mirándolo, era realmente bueno y lo que hacía, lo hacía con pasión. La gente lo aplaudía y le preguntaban si estaba dispuesto a hacer funciones en la ciudad, pero él no estaba interesado en el dinero, les agradeció, peor no aceptó.
Sousuke estaba enfrascado en el descubrimiento de esa nueva “magia” que había encontrado en los pergaminos hallados en la fortaleza. En Cheng lo llamaban “maho”, era una magia diferente basada en runas y caligrafía, Sousuke aún no entendía bien, pero se esforzaba en interpretar la forma en que los Cheng realizaban magia sin intervención de los kamis.

Una semana después partimos. El camino fue bastante tranquilo. Nos fue llegando información sobre el ejército del Tigre del Sur que ya se preparaba para ir a enfrentarse al Tigre del Norte, o con los señores de la muerte, dependiendo de lo que ocurriera en la capital. Además nos llegaban también mapas actualizados que eran analizados a fondo por Iashiro y Hinokagisume. El concilio había llegado a su fin, muy rápidamente en contra de los pronósticos, en el mismo se decidió que el líder de los Huang Ma Pen sería coronado como señor de Cheng. Las otras dos facciones aceptaron un segundo lugar. Las malas lenguas decían que se dirimió muy rápido para la gran decisión que se había tomado.
La zona que recorríamos era muy agrícola, con gran cantidad de cultivos de arroz. Mientras avanzábamos descubrimos muchos castillos de nobles que si bien estaban aliados con el Tigre del Sur a nuestro comandante no le agradaba en absoluto dejarlos atrás. Si todos ellos llegaban a unificarse y a formar un ejército sería un gran problema. Por eso Iashiro negoció con ellos, algunos incluso les ofrecieron tropas y logramos reclutar en el camino mil soldados Cheng.
Al décimo día de viaje vimos tropas en el horizonte, no se estaban moviendo, era un campamento. Los exploradores dijeron que llevaban el estandarte de Huang Ma Pen. Por orden del comandante retrocedimos a una posición más defendible, parecía inminente que nos atacaran, y comenzaron las preguntas ¿Qué pasaría si los nobles que habíamos dejado atrás se unían a este ejército? ¿Y si los soldados Cheng que estaban con nosotros nos traicionaban?
Iashiro armó una reunión, el ejército que teníamos enfrente nos doblaba en número, pero hacia allí teníamos que dirigirnos, ese camino nos llevaba a nuestro objetivo final, el territorio de los señores de la muerte, pero Iashiro no quería perder tropas en esta etapa del viaje y las advertencias de Hinokagisume y Taiga de atacarlos de frente no parecían convencerle, quizás era preferible negociar.

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