lunes, 13 de abril de 2009

Fecha 1: 05/04/2009

Moto Nobunaga

Me desperté temprano ese día. Como siempre una de mis asistentes me preguntó si iba a tomar un baño o iba a desayunar primero. Le dije que prefería el baño y que desayunaría después. Me dijo que enseguida prepararía el baño.
El agua cálida gracias a las piedras calientes enseguida hizo su trabajo, me relajé y me preparé para empezar un nuevo día. Mi padre no estaba en casa, había salido de caza con mis hermanos, y mi madre estaba en la ciudad, había ido allí a una muestra de arte.
Cuando aún estaba en el baño mi asistente me dijo que había una persona esperándome, le dije que por favor la atendiera en la sala de reuniones, que iría enseguida. No sabía quién podría ser, pero al no estar mis padres iba a tener que hacerme cargo. No me apresuré con el baño, pero tampoco me demoré como me gustaba hacerlo.
Una lanza descansaba en la puerta de la sala junto a un daisho, entré por un costado y me dispuse a ver a mi invitado, en realidad era una invitada.
-Mi nombre es Daidoshi Akemi- se presentó.
-Asahina Sora- le respondí- ¿a qué se debe su visita?
Sabía por el kimono que llevaba que pertenecía a nuestro mismo clan, no tuvo que decirlo. Me habló sobre una guerra en el Norte, a la que su marido y ella iban a asistir. Me dijo que era una guerra en el territorio de Cheng, no tenía ni la más remota idea de dónde quedaba eso. La miré como preguntándole qué tenía que ver yo en todo eso, o qué tenía que ver mi familia.
-El Daimyo ha mandado a llamar a algunos miembros de nuestro clan para que vayan a combatir a tierras extranjeras. Ha vislumbrado en esta misión una oportunidad para ti. Así que me ha enviado a buscarte. Además…- vi que lo que estaba por decir le daba mucha vergüenza, supuse que tenía que ver con mi estado de viudez- Además el Daimyo cree que podrías utilizar esta misión para buscar un nuevo esposo.
Como vi que no se levantaba del suelo le dije:
-Está bien, no te preocupes. Iré. Solo tengo que hablar con mi padre para comunicárselo.
Ella me agradeció con toda sinceridad. Me dijo el lugar del encuentro y me informó que alguien más a parte de mí iría en nombre de nuestro clan. No lo conocía, su nombre era Makasuki.
Yo no tenía nada que perder, por eso acepté la misión, era mucho mejor que me enviaran a la muerte a mí y no a mi padre. Además quizás ellos tenían razón, debía casarme nuevamente pero ¿quién querría desposar a una viuda? Mi padre había intentado todo para ayudarme, pero no conseguía ningún candidato ¿Debía ser yo la que lo hiciera? La verdad era que no deseaba volver a casarme.
Cuando mi padre regresó con mis hermanos fui a recibirlo a la caballeriza.
-Padre, tengo que hablar contigo, a solas por favor.
-Niños, vayan a la casa.
Mi padre y yo nos reunimos en la sala donde poco tiempo antes había estado con Daidoshi Akemi.
-Papá, hoy nos visitó una mujer, su nombre es Daidoshi Akemi. Vino a buscarme para que vaya hacia el Norte, necesitan a gente de nuestro clan para unirse al emperador.
Mi padre se tomó la frente con la mano, supe que sabía de lo que le estaba hablando.
-¡No! ¡No pueden hacer eso!
-Papá, por favor. El Daimyo cree que será lo mejor para mí. Tengo que ir.
Lo vi tan mal que lo abracé y le dije:
-No te preocupes por mí, regresaré.
Pero estaba visiblemente preocupado. Me dio mucha ternura verlo así, pero supe que si él había reaccionado de esa forma era porque este asunto era mucho más peligroso de lo que yo imaginaba. Estuve con mis hermanos toda la tarde. Ya había preparado mis cosas antes de que ellos regresaran. Me despedí de ellos y de papá. Le pedí que le diera mis saludos a mi madre, y él me dijo que ella estaría muy preocupada. Pero también debería aceptar mi decisión, y la decisión de nuestro Daimyo. Yo iba a ir a esa guerra en nombre de mi familia, y en nombre de mi clan, aunque creyera que detrás de todo eso había algo más.
Cuando llegué a la ciudad había lista para mí una habitación. Al día siguiente partiríamos, Akemi, Makasuki y yo. Íbamos a ver a nuestro nuevo comandante, y además nos recibiría el mismo emperador.
El viaje no fue muy largo y llegamos a la ciudad. Tres murallas la rodeaban, y estaba sumamente fortificada. En uno de los barrios se estaban comenzando a observar construcciones extranjeras. Esto no era extraño ahora que la apertura comercial de Rokugan permitía el intercambio casi sin restricción. Los debates se sucedían uno tras otro, muchos creían que era una debilidad, otros que era una estupidez, otros simplemente se beneficiaban con ella, ya fuera por dinero o por arte. Lo cierto es que a mí poco me importaba que tanta apertura comercial tuviera Rokugan, si el emperador así lo decidía yo no era quién para cuestionarlo.
Nos llevaron a una sala donde había una mesa bastante larga. A su alrededor se situaban curiosos personajes que pasaré a describir. A mi lado se sentó Makasuki, creo que estaba esperando que por una vez alguien le dijera qué era lo que tenían pensado hacer en Cheng, o cual era la situación. Frente a mí se acomodó un muchacho de pelo largo blanco cuyo kimono denotaba claramente que pertenecía al clan del fénix. A su lado una hermosa mujer de pelo negro y piel muy pálida, casi sobrenatural, nos miraba como si nada de todo eso le importara. A mi izquierda se sentaba un hombre calvo, con barba blanca, mucho mayor que todos los demás que allí esperábamos, creo que su cara lo decía todo, éramos niños para él. A su lado un hombre de cabello blanco, también mayor que parecía conocerlo. Ambos parecían superar los cuarenta años de edad y eran los mayores del extraño grupo. Akemi tenía puesto un hermoso kimono con los colores de nuestro clan y que fácilmente podía costar unos 250 kokus, yo había tenido vestidos como ese en la época en que había estado casada… Una jovencita de cabello corto y kimono de color violeta se sentaba al lado de un muchacho que claramente era un escorpión pero no llevaba máscara en su rostro. Completaban el cuadro, un León de cabello rubio, y un escorpión más que sí llevaba una máscara de oni. En la punta de la mesa se sentaba un hombre rubio, de cabello largo, vestido de color marrón y que por lo que me pareció era el que ostentaba el mayor rango hasta el momento. De una puerta lateral apareció un hombre vestido con ropas del color del clan unicornio, con paso forzado y modales algo toscos. Lo primero que dijo fue:
-Soy Moto Iashiro, y seré el comandante de su ala, preséntense.
No parecía cómodo en esa reunión, se comportaba como si se estuviera ateniendo al protocolo solo porque no le quedaba otra opción. Sabía que era el esposo de Akemi porque ella lo había saludado al entrar. Uno a uno todos se fueron presentando. La Dama vestida de blanco que venía con el muchacho fénix se presentó como “Shirahime” y lo presentó a su compañero como Isawa Sousuke. Él también era un shugenja como yo, y ella supuse que también aunque sus poderes seguramente estaban fuera de nuestra escala. El León se presentó como Akodo Azai, y el Escorpión que no utilizaba máscara como Shosuro Yukimura. La mujer que estaba a su lado se presentó como Utaku Tachibana. Los dos hombres mayores que presumí eran del clan del Dragón se presentaron como Kojima Ryuichi y Mirumoto Taiga. El escorpión con la máscara fue el siguiente:
-Bayushi Shun- dijo haciendo un gesto con la mano como si todo eso no le importara en lo más mínimo.
Tuve que usar toda mi fuerza de voluntad para que mi rostro no traicionara las emociones que estaba sintiendo interiormente ¿Qué hacía él aquí? ¿Por qué estaba en el mismo lugar que yo dos años después de aquel día? ¿Era eso simple coincidencia o un movimiento premeditado? Mis pensamientos se alejaron por completo de lo que estaba diciendo mi futuro comandante y me sentí culpable, traté de que mis pensamientos volvieran al cause normal y escucharan lo que él tenía que decir.
El último en presentarse fue Akodo Hinokagizume, el nieto del famoso trueno León. Creo que era el único de todos nosotros que no debía ser incluido en ese grupo. No era un paria, un deshonrado o un futuro ronin como todos los demás parecían (excluyendo obviamente a nuestro comandante y a su esposa). Ahora que sabía quien era ese escorpión, no podía ser casualidad, estaban enviando a Cheng a toda la escoria de Rokugan.
Cheng estaba en guerra. Había cinco facciones. Tres de las mismas se habían aliado en contra de las otras dos, cada una liderada por los hijos del anterior emperador, ambos queriendo quedarse con el trono. Moto Iashiro Nos pidió nuestra colaboración para llevar a cabo una empresa en una tierra desconocida en la cual muy probablemente no regresaríamos con vida, aunque él parecía convencido de que podíamos vencer. Vi que todos parecíamos tener las mismas preguntas, pero Makasuki él logró formularlas con palabras.
-¿Y con cuáles de estas facciones deberemos enfrentarnos? ¿Qué es lo que sabemos?- preguntó cuando nuestro comandante finalizó de hablarnos.
-Eso lo hablaremos en un momento.
Un magistrado vino a solicitar nuestra presencia. El comandante y su estado mayor debían comparecer ante el emperador. Jamás había estado frente al emperador y me postré ante él como todos los demás.
Él nos volvió a hablar de la misión que teníamos que cumplir, así como ya nos había hablado Moto Iashiro.
-Sé que es difícil lo que les pido, pero he de confiar la gloria de nuestro imperio en sus manos. Quiero que cuando marchemos me vean no como el emperador sino como un compañero en el campo de batalla y que puedan contar conmigo para lo que necesiten. El shogun les explicará todo lo necesario.
Moto Nobunaga saludó tanto a Iashiro como a Hinokagisume y nos condujo hacia una sala. Me sorprendió que se dirigiera hacia nosotros francamente. Noté como el fénix parecía un poco extrañado de su forma de comportarse.
-Voy a hablar sin rodeos- dijo- La situación es una mierda, no sabemos todavía cual es el enemigo. Sabemos que existe “La alianza de los tres” y que los otros dos clanes están enemistados entre sí, pero no sabemos cuál será nuestro oponente en batalla. Por ahora hemos llegado a un acuerdo con los dos hijos del antiguo emperador, vamos a hacernos cargo primero de la alianza de los tres.
Literalmente la situación era una mierda, no culpé a Moto Nobunaga de calificarla de esa forma. El emperador quería gloria, y la iría a buscar a Cheng, sino era que quería algo más que eso, como anexar a Cheng a Rokugan. No teníamos cartografía del lugar, y además sabíamos que esas tierras se habían aliado al Señor Oscuro en el pasado, para completar ese cuadro de incertidumbre, podía ser que hubiera manchas de las tierras sombrías.
El emperador no tenía herederos y todos sabíamos que si algo le llegaba a pasar la dinastía Hantei se rompería. Y habría un suicidio en masa de todos los responsables de su muerte.
-¿Se puede saber de quién fue la decisión de que el emperador venga con nosotros?- preguntó Taiga.
-Del emperador mismo- le contestó el shogun.
-Que sea la voluntad del emperador.
Nuestro comandante nos preguntó a cada uno que era lo que sabíamos hacer, a su orden Shun dijo:
-Infiltración. Y será mejor que empiece a hacer mi trabajo- dijo y partió. La información era escasa y yo sabía que él podía hacer que dejara de serlo. Nos dividieron según qué podía hacer cada uno, supe que Akemi iba a protegernos a Makasuki y a mí y que iríamos también con la Dama Blanca y Sousuke. Además él y yo podíamos utilizar nuestro poder en caso de ser necesario combatir la mancha. No sabía si iban a asignarme tareas de curación o de ataque, lo cierto era que yo podía desempeñarme bien en ambas.
La reunión seguía y seguía y yo quería irme de allí, ya no había más en lo que pudiera ayudar por el momento, yo no sabía de estrategia militar. Además mis pensamientos ahora se centraban en una sola cosa, tenía que encontrarlo, pero también sabía que solo iba a poder hacerlo si él decidía encontrarme a mí primero.

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